martes, 10 de julio de 2007

debate Claderon-AMLO

Luego del debate que se diera entre el Presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero y el líder de la oposición, Mariano Rajoy, ahora la periodista Carmen Aristegui, durante una entrevista con Andrés Manuel López Obrador, le sugirió transportar aquel escenario a nuestro país. Le preguntó sobre la posibilidad de debatir con el Presidente Felipe Calderón. El autonombrado “Presidente legítimo de México” ni tardo ni perezoso aceptó e incluso adelantó alguna de las preguntas que le haría al Presidente. ¿Por qué no aceptó el recuento de votos? Pero hay varias complicaciones; en primera México no es España, la clase política mexicana es muy diferente y las actitudes para negociar o resolver los conflictos no han sido precisamente las más democráticas o civilizadas. Recordemos el fenómeno “chachalaca”, el cierre de Paseo de la Reforma, entre tantos otros. Además, si analizamos un poco la situación actual, AMLO no es ni el Presidente ni dirigente oficial del partido de oposición. Es un líder con una gran masa de seguidores y un proyecto alternativo de nación, eso es cierto, pero si hablamos de llevar a cabo un ejercicio democrático parecido al del país europeo, sería entonces el líder del PRD, quien tendría que solicitar este encuentro.

Y aunque algunos analistas ven viable la existencia de un debate argumentando que; “le daría legitimidad al gobierno calderonista”, dudo mucho que la presidencia siquiera responda a la solicitud. Aquí tal vez lo que habría que hacer, es dibujar un escenario anticipado. La verdad es que me resulta irónico que López Obrador y algunos comunicadores estén realmente contemplando un debate, porque no me imagino a AMLO dirigiéndose a Calderón – Señor Presidente espurio, dígame y explíquele al pueblo, por qué no quiso el recuento de votos, si bien sabía que había un fraude? Y mientras, en el fondo del salón, la clase política perredista e invitados intelectuales coreando al mismo son “voto por voto, casilla por casilla”. Y claro, está también la duda de cómo se dirigiría Calderón al responder: ¿Señor? ¿Señor Presidente Legítimo? ¿Ex candidato?

La realidad es que este debate independientemente de ser más absurdo que una junta de avenencia en el juzgado cívico, es muy riesgoso para la administración de Calderón Hinojosa, no sólo por someterlo a una posible agresión verbal, sino que le daría un peso político a un proyecto que se manifiesta en contra de las instituciones, y por el contrario, para López Obrador sería un trampolín a los reflectores, que últimamente han estado muy lejos de él.

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